Implorar la Intervención Divina

Los sacerdotes y agentes de todos los cultos realizan ciertos actos en honor de su dios y esto les hace ser más virtuosos ante sus ojos. Esta virtud particular se llama Elán y se cuantifica entre 0 y 99.

El Elán de un personaje es una medida de la facilidad con la que el dios intervendrá mágicamente en favor del personaje si este se lo pide. Las acciones necesarias para ganar Elán varían de un culto a otro.

Solo los personajes consagrados a un solo dios pueden ganar Elán por sus actos. Importa poco que el dios sea un Elemental, un Señor de la Ley o un Señor del
Caos, lo realmente importante es la voluntad de servir a un dios en concreto por sus actos.

Un personaje puede transformar en todo momento 50 puntos de Elán en un punto de POD adicional (restando 50 al total de su Elán y sumando 1 punto a la característica POD). Los personajes que alcanzan o sobrepasan los 100 puntos de Elán están obligados a convertir al menos 50 de sus puntos en POD. Por esta regla, el máximo valor posible de Elán será 99. Siempre habrá, pues, la posibilidad de que no se consiga invocar la Intervención Divina.

Lo contrario no es posible: el POD no puede ser transformado en Elán.

Los personajes que tengan la facultad de implorar la Intervención Divina no deberán hacerlo más que en los momentos más apurados. Si la situación desemboca en la necesidad de la intervención de un dios para ayudar a nuestro protagonista (como por ejemplo si está prisionero en un Infierno Caótico o se encuentra enfrentado a un dragón en combate singular).

Los sacerdotes y agentes pueden implorar a su dios mediante el uso de Elán. El jugador tira 1D100 intentando obtener un resultado inferior o igual al valor de Elán de su personaje.

- Si falla la tirada, el nivel de Elán se reduce a la mitad y no pasa nada: el dios no interviene para salvar a su fiel.

- Si se consigue la tirada, el personaje resta la cifra obtenida de su Elán, resultando así el valor de su nuevo nivel de Elán; entonces el personaje explica la forma en que desea que se concrete la Intervención Divina, no dispondrá de más de dos o tres minutos de tiempo real para describir lo que quiere. 

Los dioses resuelven con el mínimo esfuerzo las peticiones de los mortales. Los dioses no harán surgir un volcán en las calles del casco viejo de Aflitain ni llevarán a cabo cualquier otra transformación que afecte considerablemente al mundo. Ante ese tipo de peticiones desmedidas, los dioses simplemente se negarán a realizarlas y la imploración resultará en nada.

Los dioses también rechazan las peticiones que sobrepasan los límites del buen gusto y del pudor, y en su lugar harán lo que les parezca más adecuado.

Mientras la petición sea razonable, como "expulsa a este demonio" o "sácame de aquí", deberá ser satisfecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario pasa por moderación antes de publicarse. Ten paciencia... ¡Gracias!