La invocación de un Señor Elemental requiere que la suma de la INT y el POD del hechicero sea como mínimo 40.
Los Señores Elementales deben ser invocados mientras el hechicero está
envuelto (literalmente) por el elemento adecuado. Por ejemplo, para poder invocar a Lassa,
Señora de los Elementales del Aire, el hechicero debe estar al aire libre,
donde corra el viento. El proceso de invocación consiste en que el hechicero entre en trance,
concentrándose en pensar solo en el nombre del Señor Elemental con el que
intenta entrar en contacto.
Una vez
llega al estado de trance, el hechicero tira 1D100. Si el valor de
la tirada es inferior o igual a la suma de su POD y su CAR, la
invocación
habrá tenido éxito.
Los Señores Elementales son demasiado poderosos para desplazarse a causa de la
invocación de un simple mortal. Lo que ocurre usualmente es que una tropa de
elementales llega y traslada al hechicero al plano de existencia donde el
Señor tiene su capital. Estas capitales se encuentran siempre en medio del
elemento controlado por el Señor. Sin embargo, el mago mortal es protegido
mágicamente de los posibles efectos adversos debidos a su inmersión en fuego,
agua o tierra, según el caso (no se producen efectos dañinos por estar rodeado
de aire, pero se le
protege contra caídas).
Seres con tal elevado poder, como son los Señores Elementales, no pueden ser forzados por los hechiceros mortales, sino que deben negociar con ellos o persuadirles. El DJ deberá representar el papel de Señor Elemental durante la invocación, escuchando atentamente la propuesta del hechicero. Si la propuesta es suficientemente interesante, el DJ garantizará la ayuda del Señor. Sino, deberá rechazarla. En tal caso, el hechicero puede intentar persuadir al Señor. Para ello debe tirar un 1D100 bajo su INT o CAR (se escogerá el valor más alto). Si el valor de la tirada es menor o igual al de la característica en cuestión, habrá persuadido al Señor y este hará lo que le diga el mago.
El mortal vuelve entonces a las tierras de los mortales, al lugar donde desee. No es necesario que vuelva al lugar del que partió, aunque pueda hacerlo si así lo prefiere.
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