Invocar a los Señores del Caos

Como evidencian las relaciones de Elric con Arioch, se necesita "sangre y almas" para invocar a un Señor del Caos. En los libros de Elric, los Señores del Caos son descritos como archidemonios con poderes de dioses, y así es como deberemos jugarlos.

Una ceremonia de invocación requiere varios elementos. El invocador necesita un total mínimo de INT más POD de 48. Además, deberá estar sobre las ocho flechas que forman el signo del Caos y ofrecer uno o más sacrificios humanos. La probabilidad de que el Señor del Caos deseado se manifieste es igual al POD del hechicero más el número de sacrificios humanos ofrecidos.

Los hechiceros mortales no pueden exigir ayuda a los Señores del Caos. El humano debe ofrecer algún tipo de compensación para ganar la cooperación del Señor del Caos (ver la sección Negociar con los Dioses). El jugador que esté realizando la in-
vocación debe ser consciente de esto y tener ya preparada algún tipo de oferta. Una promesa de servicio eterno puede bastar, o una hecatombe de sacrificios, o la destrucción de un artefacto legal, etc. Deja que tu imaginación te guíe.

Los Señores del Caos pueden asumir la forma que deseen (el DJ y el jugador invocador deberán determinar el aspecto del Señor del Caos). Si escogen que se materialice completamente en el plano terrestre, la forma escogida se llamará avatar. Los avatares tienen características que son 10 veces mayores que las del invocador, excepto el TAM que puede escogerse libremente. En efecto, son exactamente igual en todos los aspectos a los Señores de la Ley cuando escogen manifestarse en forma corporal.

Cuando se invoca a un señor del Caos, este llevará consigo tantos sirvientes demonio como desee para usarlos como armas, armaduras, transporte, etc. Puesto que los demonios están sujetos a los Señores del Caos y están eficazmente atados a sus órdenes, no existe ninguna posibilidad de que puedan ser capaces de sublevarse. Esto da al DJ y a los jugadores la oportunidad de crear algunos artefactos demoníacos realmente poderosos que pueden permanecer en posesión de los mortales tiempo después del regreso al infierno del Señor del Caos.

Los Señores del Caos pueden realizar cualquier cosa, sin llegar a la destrucción del mundo (esto queda por encima de ellos puesto que su existencia la mantienen los Señores de la Ley), solo con desearlo. Es decir, hacen una declaración de intenciones y enseguida está hecho. Existe una excepción: cuando se oponen activamente a otro Señor del Caos, a un Señor de la Ley, o a un Señor Elemental. En estos casos, deben llevar a cabo físicamente su voluntad, matando o derrotando en combate a la deidad oponente.

Los Señores del Caos utilizan normalmente instrumentos mágicos. Estos son siempre demonios atados. Los Señores del Caos tienen la habilidad de atar demonios con niveles de POD enormemente altos y crear de este modo algunos dispositivos mágicos realmente impresionantes. Estos demonios, como es usual, deben servir a quienquiera que controle el objeto al que estén atados.

Un Señor del Caos puede permitirse un combate físico si está en forma de avatar. Puede tener como arma a un demonio atado en una forma de arma, y su habilidad con esta arma será del 97%. Los Señores del Caos son personajes "deportivos" y siempre golpean en segundo lugar durante un asalto de combate, sin importar su DES. Sus armas encantadas pueden matar o herir según el capricho del que las empuñe y el contacto con ellas rompe todas las armas y armaduras no-mágicas.

Después de que un hechicero mortal haya conseguido invocar con éxito a un Señor del Caos por primera vez, se establecerá un vínculo psíquico entre los dos, y al mortal le será posible volver a invocar al Señor del Caos bajo cualquier condición solo con llamarlo. La probabilidad de éxito es igual a la suma del POD y el CAR del hechicero como porcentaje. Incluso si el Señor del Caos rehúsa manifestarse, se dirigirá usualmente al hechicero diciéndole que no le moleste o algún otro mensaje parecido (Elric invocaba frecuentemente a Arioch de esta forma, y la mitad de las veces Arioch no aparecía).

 

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